ENSAYOS
DE RESPUESTAS PRETENCIOSAS PARA LAS PREGUNTAS DIFÍCILES QUE SIEMPRE INTUÍ QUE SE
ESCONDÍAN EN LAS PREGUNTAS FÁCILES QUE, JUSTAMENTE POR ESO, NUNCA SUPE CÓMO
RESPONDER
*
A veces te
levantas con ganas de escribir.
A veces no.
A veces no.
Lo
importante no son las ganas.
Lo
peligroso es si igual necesitás hacerlo.
Si la
necesidad supera las ganas estamos hablando de algo grave.
No hay otra
cosa que sepa hacer mejor.
En ningún otro
lado me siento más cómodo.
Si no
tuviera razones para venir acá, las inventaría.
Eso.
Sin
importar si de verdad lo hago bien.
Sin
importar qué otras cosas no probé.
Si las
ganas las inventás estás haciendo trampa.
No está
mal.
A veces
tenés ganas de pegar.
Otras,
ganas de pegártela.
Es una
adicción.
Si no lo
manejás te pasa por arriba.
Podría
estar fascinado durante horas frente a una hoja en blanco.
Sin planes.
Aspirándome
los renglones.
Usándolos
de liyos para ideas estúpidas
maravillosas
poco
prácticas
vagas
épicas
dedicadas a
un alguien que está por ahí.
Pero me
ofendo cuando se confunde al personaje con el autor…
Para mí que
me tendrían que internar.
Una granja
donde no pueda escribir.
Y después
me imagino en un bondi, vendiendo lapiceras.
Luchando
contra mis demonios.
Día y
noche.
Noche y
día.
Voy a
terminar muchas madrugadas en estado deplorable:
destapando
bics sin vender
gastándolas
en paredes,
dibujando
mi cuerpo como un conjuro.
Las mañanas
me van a recibir con culpa.
Como cuando
los paqueros recuperados
se
despiertan después de haber matado el bajón comiendo pepas.
La
sensación de que todo vuelve a empezar.
Ahora me
pasa lo mismo que me pasa en el futuro que me imagino.
Estoy
imaginando mal.
O no tengo
otro futuro.
O será,
simplemente,
que no
tengo ganas:
tener que
hacerlo es mi vocación.
Y ya.
*
No estoy buscando nada que me absorba, no estoy
buscando una salida, no estoy buscando que una gran aspiradora cósmica se
proyecte sobre mí y me saque de la alfombra del existir; ni siquiera me
considero tan minúsculo, ni siquiera creo que mi carácter de polvo interestelar
sea algo malo, no estoy dramatizando mi existencia, no estoy apilando
pensamiento tras pensamiento con ansias de crear la Torre de Babel de la
telepatía, no estoy forzando las entradas mágicas con largos hechizos. Quiero
pertenecer a mi tiempo presente. Quiero que hagamos la conspiración, no la
guerra. Quiero que mi imaginario pueda desplegarse en paz, pueda plancharse
sobre el césped de la realidad, pueda brindarme el confort de una merienda al
aire libre, un picnic saludable y excesivo, esos lugares tontos de los que no tendría
que ser obligatorio volver. ¿Nunca te imaginaste nunca volviendo a tu casa?
¿Nunca te imaginaste quedándote para siempre ahí, con el sol escaneando tu imagen,
para volverla imagen y semejanza, con la suave brisa llenándote los poros de
fantasmas, de escalofríos, con el rocío volviéndose néctar en tus manos? ¿nunca
te imaginaste una salida de domingo que, de pronto, dure para siempre? Yo lo
pensé muchas veces. Llegué a pensar que quizás esa es la enseñanza: si escapas
vas a ser libre… pero siempre va a ser domingo. ¿Valdría la pena? ¿Lo
intentarías?
*
Escribo.
Escribo para matar el tiempo.
Para ganar tiempo.
Hay una frase medio conocida que no sé de quién
es y seguro que internet tampoco sabe pero miente y dice algo así: “si un
escritor se enamora de vos te volvés inmortal”.
En realidad, eso es a lo más cerca que
llego. Sé que la frase original tiene otra fuerza, otro carisma, es más
contundente.
Es cortita y al pie, como si la hubiera escrito
un twittero capo.
Capaz que la escribió un twittero capo.
Seguro que si escribió eso escribió un montón
de otras cosas mejores.
Porque tampoco es tan buena frase.
Es regular.
Pero listo, ya está, uno la tiene que citar
porque alguien ya lo dijo.
A mi se me ocurren muchas formas de decir lo
mismo.
Pero soy malo resumiendo.
¿Viste eso de “lo bueno, si breve, dos veces
bueno”?
Bueno. No soy bueno. La historia breve es esa:
no soy bueno.
Todo lo que hago es largo.
Salgo mucho tiempo con las personas, estoy
mucho tiempo en un mismo laburo, sostengo como idiota todos los sueños de mi
infancia.
Por eso escribo.
Porque puedo.
Porque estoy enamorado de escribir.
Por eso que yo voy a morir y la gente va a
seguir escribiendo.
Es la secta secreta a la que pertenezco.
La secta a la que voy a traicionar hablando de
más. Seguro.
Le miento a la realidad perteneciendo a la
secta.
Le miento a la secta perteneciendo a la
realidad.
Soy lo que hago con mi tiempo.
Soy un doble agente secreto.
Una articulación entre mundos.
Un conector.
Un fantasma en la máquina.
Un protocolo que nadie intuyó.
Un consciencia creada por accidente.
Como el alma
o el amor,
las cosas que más se pierden y se ganan.
Después del tiempo.
*
No sé cuál es la motivación
definitiva.
Convierto esa ignorancia en la
siguiente tésis: la motivación definitiva no existe… y el resto es un armario
lleno de vestidos mohosos y apolillados con los que vestimos al destino diario
que no para de querer ser grosero y quedar en pelotas y demostrarnos que todo
lo que existe es obscenidad y que eso nadie va a censurarlo nunca a menos que…
y ahí le metemos el bracito por acá, la patita por este otro lado, hacemos que
pase la cabeza por el agujero de arriba y… listo, mirá, ya está disfrazadito el
futuro de andá a saber qué cosa. De ahí, de ese momento en que el destino
diario del destino diario es rascarse, alérgico, hasta el momento en que todo vuelve a ser
desnudez, hay una justificación. Una justificación aparente dentro de una
motivación definitiva que ya expusimos inexistente. Entonces no hay un para qué
y los por qué se derriten frente a nuestros ojos, como una ilusión peposa de
mal viaje, como un flash horrible sobre un triste planeta llamado “se te fue el
chiste de las manos”.
*
-Ché… ¿estás ahí?
-…sí… sí… perdón… Colgué.
-¿Entonces?
-¿Entonces qué?
-¿Querés que te llame después?
-No, no… decime.
-Te pregunté qué hacías… y te quedaste callado…
-Ah… cierto… eso… eh… nada… estaba… eh…
-…
-…
-…
-…
-¡La puta que te parió!
*
NOTA DEL AUTOR: igual nadie me preguntó.
***
Y ese fue el truco
para hablar con nadie sobre cosas que nadie te preguntó en el juego Paranoia de
la consola Realidad.
Espero que lo hayan
disfrutado.
***
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