viernes, 24 de junio de 2016

mensaje de vos

USTED TIENE UNA LLAMADA PERDIDA



I

-¿Dónde estoy?
Y preguntaba por décima vez; presentía el retorno, el espejo, la caída en espiral, el deja vú… Me presentía la voz, como si viniera de un futuro que no necesariamente significara una progresión en el tiempo. Un futuro, de tantos otros posibles… En algunas realidades yo era (soy/seré) el fantasma de un yo fallecido de modo prematuro. La revancha punk.
-Estás en casa… Y fue más divertido de lo que esperaba…
Ella era alta, de ojos saltones pero introspectivos, sonrisa filosa, pelo rosa muerte. Porque la muerte va de rosa, lo supe alguna vez y el conocimiento se me grabó.
Se levantó y caminó hasta una botella que había en una de las esquinas de la habitación. Cuando se agachó el sol hizo una parodia de su figura, muy estirada, siniestra. Podía ser amanecer o atardecer. Podía ser cualquier día. Yo no tenía otro día que no fuera ese día.
-¿Ayer me emborraché?
Ella me ignoró y tomó lo que quedaba en la botella (un líquido que sospeché caliente, agrio, con textura de lija). Llevaba botas altas. El pelo en dos colas, una chaqueta que en la espalda tenía un parche de EASY RIDERS.
Supe que EASY RIDERS era una película que ella jamás entendería. JAMÁS.
-Ayer me contaste que de grande ibas a pensar qué cosa te gustaría ser de chico… Es raro… tenés razón… Uno no elige qué ser de chico… Esas cosas suceden… Eso es libertad, ¿no? No estamos eligiendo un camino para negar cien… Estamos transitando una línea que es Universal, un camino que no es camino, porque es todo…
Me levanté y me puse las medias. Fue lo primero que hice, no sé bien por qué.
Una media de cada color… no me pareció extraño… Me imaginé en casa, a cien años luz, preocupado, sacando del lavarropas a la pareja impar. Me recordé en una plaza, sentado bajo un árbol.
Me recordé así porque siempre recuerdo esa tarde cuando me enamoro. Esa tarde bajo un árbol, un poco drogado, con música demasiado alta, el Sol en los brazos, quemando, cosquilleo en el estómago, ganas de tener algo, ganas de leer, pero sin fuerzas para sacar el libro de la mochila. El momento era Dios. Dios era el segundo del pretérito, todo era la nada, mitad eterna, mitad Nunca.
Lleno y triste.
-¿Ayer dije todo eso?
-Sí.
Subió el cierre de la campera y se giró. Era una buena peli.
-Estaba borracho.
Ella se acercó, se sentó a mi lado y sacó un cigarro, no sé de dónde.
-El cigarro es un detalle muy snob…
-¿Eh?
-Nada –soltó, al tiempo que levantaba el cómic- Pasa que… ¿Una historieta?
-Es un cómic…
-Claro… Ponele… pero eso es nerd…
-Bajá el arma… -retrocedí.
Choqué con el ropero, con un ruido seco. Ruido  de huesos rotos.
En la casa de mi abuela comíamos pollo en Navidad. Comer pollo implica romper huesos. Siempre me pareció muy violento.
Se acercó con paso firme, sin temblar sobre su tacones, el traje pulcro, los lentes disparando destellos, el pelo suelto, corto, amarillo brillante
(amarillo patito).
Blusa blanca. Sin corpiño.
-Es muy puber… ¿Querés amanecer con las sábanas duras y pegajosas?
-Ayer me emborraché…
Y la habitación, acababa de notarlo, no tenía puertas. La única comunicación con el exterior era la ventana… Y el exterior parecía un lugar lejano, peligroso, hostil, diferente a nivel extremo.
Me sentí como un astronauta, con la frustración de no poder abrir la puerta… a un paso de dejarse bañar por la noche infinita, sudoroso, loco, enfermo…
-Ayer me emborraché en el espacio… -sonreí.
-Tampoco es para que hagas un monólogo. No tenés habilidad para eso.
Me giré, asustado, buscando la voz. Salía humo de todos lados.
-¿Dónde estoy?

II

-Es una fiesta, Viole…
-Ya sé que es una fiesta… Lo pregunté indignada… Fue una pregunta interna, de fastidio, de culpa, por haberme dejado arrastrar a un lugar así…
-Listo, te entendí. Andate a la puta que te parió.
-Esto es cualquier cosa… Están todos del orto…
-Hay buena música…
-Para escuchar buena música me quedo en casa… Eso de la música es muy choto como excusa. Uno va a fiestas para poder garchar…
-Bueno, si seguís rompiendo las pelotas acá nadie va a garchar...
-¿Qué será de la vida del primer pibe que me garché?
-¿En serio estás haciendo esa pregunta tan pelotuda?
-¿Qué tiene de pelotuda?
-Todo.
-¿Qué es de la vida del primer pibe al que te garchaste?
-Me importa un huevo…
-¿Te lo garchaste a la tarde o a la noche?
-¿Cómo?
-Sí… ¿A la tarde o la noche?
-A la tarde…
-¡¿Viste?! Yo sabía…
-…en un lugar público…
-No te pregunté.
-Puta.
-…
-…
-¿Sabés? Seguro que la mayoría de las veces se debuta a la tarde… Debe haber una teoría al respecto…
-No creo que exista esa teoría… La gente que tiene ganas de escribir pavadas escribe autoayuda.
-Cuando garchás de noche te estás vengando del día, nada más… Además…
-¿Qué? ¿Además qué?
-¿Qué están haciendo esos de allá?
-Ni idea.
-¿Están jugando al juego de la copa?
-Ah, sí, mirá…
-¿Posta?
-¿Qué tiene?
-¡Es el juego de la copa!
-Es una fiesta, Viole…

III

-No es una fiesta, es un ensayo… Si vas a venir a chupar y fumar, todo bien, pero entonces dejá el bajo ahí y quedate en el rincón sin romper los huevos…
-Ok, listo… No vuelve a pasar…
-Pero loco… Dale, media pila…
-Ya está. Dije que no vuelve a pasar… Además no te metas.
-¿Qué “no te metas”, boludo?
-¿Vos también te vas a meter?
-Es una banda… Si te pones a hacer ruidos encima de un tema lo cagás para TODOS…
-Ok.
-Pero dale… Aflojá.
-…
-…
-Esto no vale la pena. En serio. Tenés razón, Pola.
-¿Qué?
-Eso. Tenés razón. No me cabe. Recién soñé con ese lugar al que fuimos la vez que…
-¿Soñaste? Estabas tocando… mal, pero tocabas… No estabas soñando…
-Estaba soñando.
-Recordando…
-…
-…
-¿Si digo “recordando” me dejás seguir?
-¿Qué lugar era?
-Ese en el que perdí el celular…
-Ah, sí… Buen viaje.
-Zarpado.
-No perdí el celular…
-¿No lo perdiste?
-Lo tiré…
-¿Qué?
-O lo rompí. Depende del sue… del recuerdo. La memoria es sueño. No voy a usar la palabra, pero es así…
-¿Cómo que lo tiraste?
-Me llamó Claudia…
-¿Cuándo?
-Ese día. Por eso lo tiré. O lo rompí.
-¿Te llamó Claudia?
-Sí. Ella y yo jugábamos a los video juegos cuando éramos chicos… La mamá de ella venía a casa, para hablar con mi mamá. Eso no se lo puedo explicar a nadie… ¿Entendés?
-¿Rompiste el celular por eso?
-Si. O lo tiré. Ella y yo no somos. Era como que me llamara un fantasma… no sé… Esas cosas no me gustan… El juego de la copa es algo que me asusta.
-¿Te sentís bien?
-Desenchufá esa mierda que está acoplando…
-Sí, sí…
-¿Estás bien?
-¿Por qué no volvimos a hacer un viaje?
-Porque chocamos…
-…y vos fuiste el único que no quedó atrapado en las llamas…
-…y no pudiste llamar a nadie, porque habías “perdido” tu celular…
-Y nos morimos.
-¿Te acordás esa parte?
-¿Soñás con esa parte?
-Banda de rock, accidente, muerte… ¿Qué chiste fácil, no?
-¿El cáctus te afectó el cerebro? ¿O fue la culpa?
-¿Así que ya no podés recibir visitas?
-¿Algo para decir?
-…
-…
-Perdón… De pibe quería que mis temas sonaran en fiestas de mierda…
-Ok. Pero esto no es una fiesta, es un ensayo y…

IV

-…estamos todos muertos. Si no conseguimos desactivar esto estamos todos muertos.
Señaló hacia algún lugar entre la nostalgia y las ganas de dejar de respirar. El equilibrio, lo de siempre, el Domingo.
Corrimos. Velocidad, autopistas rojas, luz.
Un golpe, dos golpes…
TAMBORES.
El Ritmo lo llenó todo.
-Estoy harto de que siempre sea así… Empiezo a pensar que no le hacemos bien… De verdad.
-Callate y agarrate.
Me callé. Y me agarré.
-¿Qué podemos perder? ¿Una vida?
-Una realidad… Se incendia.
Consiguió ponerme nervioso, por unos segundos. Después lo pensé y perdió fuerza. Algunos conceptos están sobrevalorados.
-¿Yo qué pierdo? ¿Y vos?
Me tiró una mirada fugaz, envenenada.
A nuestro alrededor viajaban colores, formas, galaxias.
-Pierdo mi trabajo… Es una cadena… Pueden sobrevivir sin eslabones… Pero vos, sin el total, no sos nada…
-Eso no tiene…
-NADA. No sos nada. Y si nos quedamos sin trabajo después otros van a preguntarse qué pasó. Y otro. Y otro.
-¿Así puede quebrarse? ¿Así de simple? ¿Cómo uno de esos juegos en los que paran fichas de dominó?
-Así.
-…
-…
Cerré los ojos. Pensé en mí fuera de mí, diferente. No pude sentir algo que me conmoviera.
-Si querés pensarlo como un juego también vale pensar en un rompecabezas…
Lo miré. Me guiñó un ojo, como si acabara de darme la lección de mi vida.
“Metete la lección en el orto, la puta que te parió”.
 -…si se pierde una ficha estamos...
-Si, ya sé: estamos muertos…

V

-¿“Muertos”?
-Sí, es un nombre malo, ¿no?
Se rieron y entraron al cine. Era invierno, las calles estaban vacías, los árboles agonizaban, el viento cortaba, las personas estaban susceptibles. Un poco.
Él quiso sentarse en el medio, pero ella insistió con sentarse adelante. En realidad no tuvo que insistir demasiado. 
Doce minutos después de que la película comenzara estaban metiéndose mano. La película era tan mala como su título indicaba.
Cuando sus labios por fin se encontraron, él mantuvo abiertos los ojos durante algunos segundos; los suficientes para que el rostro de una mujer lo engullera. El rostro de alguien que en ese momento estaría en otro lugar, sonriendo, cocinando, dándose una ducha, filmando otra peli… pero en otro lugar.
Un tema lindo lo llenaba todo.
Supo que iba a dedicarse a la música en un cine.
“Esa actriz, incluso, puede estar muerta…”, pensó, lleno de un miedo primitivo, puro, infantil, “Todos los de esa peli pueden estar muertos”.

VI

-¡Mas vale que está muerto! ¡Qué pregunta pelotuda! Si no estuviera muerto usaría el Facebook para mandar mensajes, no esto…
Risas generales.
-Sos un pelotudo… -con algo de rubor- ¿No escuchaste hablar de dimensiones paralelas, realidades alternativas y esas cosas? Imbécil.
-Ok, dale, ¿qué más vas a inventar?
-¿Se pueden comportar?
Miraran a la chica, que, para esas alturas, estará perdiendo la paciencia.
-Perdón.
-Sí, perdonalo… Obviá la pregunta. Damos por sentado que está muerto.
Por lo bajo:
-Chupala.
-Bueno, de nuevo… -se va a aclarar la garganta-. ¿Estás ahí?


VII

-Acá estoy…
-¿Tanto tenías que tardar? ¿Qué estabas hacien…? ¿Te pasa algo?
-Quiero que nos vayamos, Viole.
-¿Por?
-Me quiero ir…
-Pero si eras vos la que…
-ME QUIERO IR.
-Nos vamos.
-Gracias.
-…
-…
-¿Qué pasó?
-¿La gente cambia de número de celular muy seguido?
-No sé…
-Es difícil comunicarse con los vivos, ¿no?
-¿Por qué llorás? ¿Y ese cigarro?
-¿Por qué no me atiende, Viole?
-¿Siempre llevas puchos encima? ¿Fumás siempre? ¿Por qué yo no sabía?
-No saludemos… nadie se va a dar cuenta de que nos fuimos…
-Pero si no saludamos es como si nunca hubiéramos venido…
-¿Y? ¿Qué importa, Viole?
-Nada, no sé...
-¿Qué pasa?
-Se me puso la piel de gallina…
-Tengo miedo, Viole… ¿Por qué no atiende?
-Mirá si nunca vinimos…
-Vamos…
-Pero tengo que saludar… Estoy acá… Corresponde que salude, ¿no? ESTOY ACÁ…

VIII

-¿Dónde? ¿Dónde? ¿DÓNDE?
Empecé a golpear las paredes, para lastimarme, sabiendo que la estructura no iba a ceder por mi rebeldía tan de cotillón.
Cada golpe despertaba la nota de un tema, un tema que no conocía pero que resultaba perturbadoramente familiar. Familiar como la casa de papá y mamá, ya gris, rota, diferente, muerta.  La casa por la que corrí cuando era chico.
Corrí.
Y atrás del tema, casi imperceptible pero mordiendo tenaz, una sirena. Venían por mí, al tiempo que el humo subía, avanzaba, me consumía.
“Somos niebla… nada más”.
Un único refugio: el ropero. El ropero de los monstruos, el hogar del fantasma, la metida de pata.
-¿DÓOOOOOOOONDE? –grité.
Dos golpes más, y casi llegamos al estribillo.
Hay melodías que conmueven
Volví a correr.
Los pequeños detalles que hacen a la historia que uno jamás conocerá.
Volví.
No abrí la puerta del ropero. La atravesé.
Perdí todo, incluyendo la voz:
“¿Dónde?”

IX

-Ahí… Ahí, boludo, doblá y apagá las luces.
Agitados, con el ácido vuelto en contra, la cabeza estallando.
Silenciosos, duros, inmóviles.
Un pensamiento compartido, mudo: “El Miedo es Revelación”.
Casi cinco minutos después, cuando las sirenas dejaron de escucharse:
-¿Habrán visto la patente?
-No sé… Pero no creo que el rosa fosforescente se les olvide de un día para el otro…
-Qué cagada…
-Y todo porque estás dos horas para usar ese aerosol de mierda… La próxima pinto yo…
-Sos el único que sabe manejar… no podés manejar y grafittear al mismo tiempo.
-Sí, puedo… Y lo voy a hacer más rápido que ustedes.
-Si vos decís…
-Che, ¿y eso?
-¿Está lloviendo?
-No… son…
-¿Qué es eso?
Bajaron del auto, sin cerrar las puertas, el corazón desbocado, rabioso, con ganas de explotar para siempre.
¡PUM!
-¿Cómo te ves de viejo?
-No me veo…
Todo muy en voz baja, casi sin hablar en realidad. Telepatía.
-No puedo dejar de pensar en un tema que cantaba Luca Prodan…
-¿”Mejor no hablar de ciertas cosas”?
-No, uno que cantaba Prodan pero no era de Prodan…
Silencio, otra vez. Fascinación pura: el milagro llega y sólo podés callarte.
-¿Qué carajo son?
-Papeles… Llueven papeles…
Se agachó y levantó uno.
-Son letras.
-¿Letras?
-Letras.
Una “N”. Una “O”.
La peculiar nevada enfrío el ambiente. El vapor brotaba de sus bocas; tiritaban.
-¿De dónde vienen?
-Mirá… Ahí…

X

-Lo veo… pero no lo puedo creer…
Nos detuvimos
-Te dije que ibas demasiado rápido…
“El tiempo pasa… Nos vamos poniendo Tecnos…”
Brotaba. El Universo es música.
Una plaza.
Me levanté, fui hasta la puerta.
-No bajés… tenemos un trabajo que hacer…
Miré por la escotilla. Sol. Juventud. Luz.
-...si nosotros fallamos nadie más va a poder fallar… ¿Entendés?
SOL.
-Metete la lección en el orto, la puta que te parió…
Abrí la puerta.
-¡HEY! ¡NO!
Pero no se animó a levantarse de su tan confortable asiento.
Yo desaparecí. Esa tarde desaparecí para siempre.

¿Dónde estoy?
Y de fondo, para recordarnos que no estamos solos, suena un teléfono.

Siempre suena un teléfono.


~

jueves, 23 de junio de 2016

el otro

[BORGEANO]



El otro Borges escribía giladas espirituales y de autoayuda y era un don nadie hasta que un día lo confunden con Borges y lo publican.

Por culpa del accidente queda de manifiesto lo que Borges siempre señaló en sus obras: la presencia de un otro.

Sin embargo, todos creen que se trata de una obra apócrifa o mal citada, nadie piensa en la posibilidad de un otro.


Así, el otro Borges queda sin reconocimiento y Borges pasando un mal rato, incómodo, pero riéndose por lo bajo, desde su tumba, protagonista por fin de un cuento borgeano por él mismo orquestado.




martes, 21 de junio de 2016

garcos dorados

LA COMIDA CHATARRA NO SE CREA NI SE DESTRUYE





Yo no sé si tengo tantas esperanzas como dicen algunos. Yo creo que tiene más que ver con otra cosa: pierdo rápido las esperanzas, entonces tengo que renovarlas. Por eso parecen siempre a flor de piel, porque en realidad son siempre nuevas. La esperanza promedio a mí me dura un día: la agarro, le clavo el cuchillo en la panza, la descarto. Ni le explico nada, ni me persigue la culpa. Soy una especie de adicto, con esa cosa tan violenta de los adictos. Todo como si no quisiera, todo con segundas intenciones, todo un manipulador de alto rango, profesional.
*

Tenía que hacer trámites insoportables, era temprano, había dormido mal, en el bondi había tenido un encuentro cercano del tercer tipo con un maletín que en ningún momento se detuvo a darme algo de cariño entre ofensa y ofensa. Sin embargo, venía borracho o resacoso de ideas que me parecían buenas, realizables, que ajustaban bastantes de mis proyectos y con un esfuerzo mínimo me permitían ponerme al día con todo lo que había acumulado como deber. Quería tomar notas y mi radar fue conciso: preferible mil veces un McDonalds a cualquiera de esos bares deprimentes de microcentro donde tanto se luce la desesperanza, derrochando sus perfumes baratos, sus frases siempre tan de precipicio, sus modales que parecen querer lastimar el buen gusto.

Observé por ventanales a tipos que en su mayoría eran más grandes que yo: tipos que no parecían tener registro de mis mambos existenciales o que los habían convertido en una devolución cínica. Movimientos tortuosos, trajes incómodos, pretenciosos, desencajados, pelo peinado a las 8 de la mañana, como si eso estuviera bien, como si eso fuera sano.

En McDonalds la gente todavía no perdió tanto. Y si ya lo perdió parece sentirse no conflictuada entre las psicóticas paredes colorinches. Al final, la gran M resulta un antro de contención para espíritus suspirantes, para nuevos iniciados en los discursos anticapitalistas, para millones y millones de enamorados sin contemplaciones, estudiantes obsesivos, oficinistas jóvenes, locos que penden de un hilo, gente con ambición, temblorosos entre café y bocado, eléctricos, fallados de fábrica.

*

No sé si esto es un rasgo de la edad en sí o sí es algo de mi generación en particular, sea como sea, seguro que saberlo no me ayuda a tener un entendimiento más universal capaz de calmar ciertos berrinches innecesarios que se suceden, con frecuencia, por las madrugadas, los mismos que no me dejan dormir, que me dejan ojeroso, pidiendo el combo recargado, con una sonrisa que no quiero fingir pero que sale así, como si yo también estuviera a punto de dejar de confiar, con la diferencia de que siempre confío y hago la cola, triste por no poder demostrarlo.

Miro el reloj y se hizo un poco tarde, me voy a retrasar para todo el papelerío, una pena, porque había salido puntual, porque era una buena oportunidad para no tener que esperar tanto, para no estar regalando mi tiempo, con desgana y resignación.
“¿Quién me manda a desayunar?”.

*

Cuando finalmente es mi turno pido que me agreguen un vaso grande de jugo de naranja. 
La naranja me cae mal por las mañanas. 
Me hace cagar. 
De repente cagar me parece algo bueno y suficiente como para soportar otro rato sin arrojarme por la ventana, mientras mastico el Tostado Criollo con bacon, mirando como las arterias de la ciudad se tapan de autos, de bocinazos, de algo parecido al capricho, a la obstinación.
No tomo las notas que quería tomar.

Pasado un rato ya me duele un poco la panza y voy, todavía vivo y con un día a contramano por delante, rumbo al baño.


*

sábado, 11 de junio de 2016

tras-tornado

PARASOMNIA



*

HOLA

Hola, venía a decirte que todos esos discos que te dije que eran una mierda en realidad están buenísimos y que cada vez que me enojaba no estaba realmente enojado. Quería decirte que muchas veces me quedé solo por tonto, porque no sabía que después iba a dejar de tener esa chance, porque mi habitación aún seguía siendo mi mejor amiga y el mundo exterior, con vos y todo, dolía y no parecía un buen plan a pesar de que yo sabía que no podía salir mal.
Venía a decirte que una vez me hiciste mierda, que una vez te esperé y no quería verte… o quería verte y no te esperé. Venía a decirte que yo también tuve miedo con esa peli y no te dije nada porque quería que entendieras que el miedo no era lo que más me importaba en ese momento, quería mostrarte que era especial, que podía fascinarme con otras cosas. Como ahora.
Venía a decirte que todo eso que está en el medio y quema, que es un abismo, que es un pozo, es lo que hoy cobró vida y nos devora… Creo que rompimos algo importante del Mundo, algo que hace que el Mundo se está comiendo a si mismo… Sé que lo debés sentir, sobretodo durante las noches.
Venía a decirte que no te preocupes.
Venía a decirte que sé cómo arreglarlo.
Venía a decirte hola.
                                          
*

INTERLUDIO

Hay un conejo al lado de mi cama. Es blanco. Como todo en el hospital.
Me dice que la tormenta se aproxima, que el cielo, afuera, es violeta. Intenso.
Como vivo.
Como muerto.
Hace rato que no miro el cielo. Lo suficiente como para haber olvidado mi primer amanecer, cuando no era importante ver un amanecer, cuando sacar fotos era el ejercicio más pelotudo del mundo.
Como dormir siesta.
Como preguntar “¿cómo te fue?”.
Llegan ecos: de risas, de llantos, de peleas… A veces parece que hay una pareja garchando: imagino a dos enfermeros jóvenes, pasándola de lo mejor. Pasos, corridas: algunas sombras por debajo de la puerta. El Mundo sigue, pero me quedé afuera. O muy adentro.
Como cuando salíamos de vacaciones y no queríamos admitir que extrañábamos las calles horribles de siempre.
Como cuando dijiste, por primera vez: “Mirá… Capaz que deberíamos aflojar un poco con esto”.
La tele quedó con una perpetua lluvia de puntos blancos y negros. Y a veces sueño que abro los ojos y la programación sigue. Y nos veo. Cuando no nos veíamos. Cuando, a decir verdad, no pensaba en contarte mis secretos. Cuando no hubieras sido capaz de matarme.
Como matamos al verano.
Como matamos al pogo, que un día se fue, y nunca más volvió.
La radio se quedó sin pilas y tiene el cable cortado. Dejamos de escuchar música, para poder escuchar, de verdad, lo que ya habíamos escuchado alguna vez. Y todos los temas hablan de éste lugar, de lo que me pasa ahora, de lo que siento ya, ¿no es la mejor sensación del Universo?
Como cuando leer no era más que un hobbie.
Como cuando escribir no era más que un hobbie.
Vivir
Era
Un
Hobbie.
Y supongo que a todos nos toca agonizar, porque para vivir hay que estar muriendo.
Una vez.
Y otra.
Y van cien.
Y el conejo blanco me mira. El único testigo de una pérdida precipitada.
-¿Falta mucho?
-…
-…
-Se aproxima la tormenta.
No puedo evitar sonreír, cerrar los ojos y desear que sea una hermosa, hermosa, hermosa tormenta.

*

CHAU
(una nueva esperanza)

Hoy sentí que alguien apretaba mi mano, pero cuando me giré estaba solo.
Quizás estoy empezando a recibir estímulos, rodeado de amigos, de mi novia, de mis familiares… Quizás empiezo a despertar; quizás este sitio siempre fue una ilusión  comatosa, lo que podría explicar la extraña sensación de conocerlo todo, la extraña empatía con desconocidos, que quizás nunca fueron más que otro reflejo de mi soledad agonizante y febril. Quizás soy el otro lado y el allá sea lo que me estoy perdiendo.
Escucho que me llaman, que me susurran… Me desperté con lágrimas que no eran mías en el rostro… Quizás alguien me extrañe, quizás por eso todo es tan predecible, tan sorprendente, tan inesperado.
Me desvanezco, lo siento. A veces hay un desenfoque, el cielo tiene un límite, el paisaje está mal pintado… A veces mi imaginación demuestra tener errores y los diálogos que escucho son muy torpes, muy de novela, de cotillón.
A veces, repito, me sorprendo.
No sé qué estaba leyendo cuando caí. No sé qué veía en la tele, a quién amaba, con quién tenía fuertes discusiones, a quién admiraba… No sé cómo pasó.
Espero acordarme sus nombres cuando por fin abra los ojos… Y espero acordarme cómo era acá, para contarles, para decirles que no sé muy bien si era un sueño o una pesadilla, para decirles que no me faltaban amigos, ni novia, ni familiares.
O capaz sea mejor la explosión, el fundido a blanco, el final sin despedida, el olvido. Porque extrañar es una mierda.
Hoy sentí que alguien me apretaba la mano. Y estoy volviendo, cada vez más lejano.
Me hago real, en un mundo de mentiras.


***

(eso es todo, amigos)




viernes, 10 de junio de 2016

gremlinlandia

UN VIERNES SIN MÁS PLANES QUE MIRAR PELIS


*

Como un Gizmo en pleno ataque de depresión
quiero llenar la bañera a las 3 de la mañana
prepararme un sándwich de salame y queso
sumergirme y comer.
Que todo el mal brote de mí
sin contemplaciones
y destruya la ciudad.
Tarde o temprano voy a querer arreglarlo.
Pero hoy no.
Primero asegurarme la culpa
para sentirme obligado a salir.
Después salvar al mundo
otra vez.
pero no hoy.
Sólo cuando sea necesario
indispensable
importante.
Hoy no.
Como un Gizmo
en pleno ataque de depresión
esquivando la luz
bardeando en todo lo demás
extrañando las pelis viejas vislumbradas desde mi jaula
en aquella tienda
atendida

por un sabio de antaño. 





miércoles, 8 de junio de 2016

tres tristes tiempos

CONDENSADOR DE CHAMUYOS


***

Se hace evidente en la desolación del despertar, en la confusión que hace un giro sobre si misma y deja a la rutina persiguiendo polvo, en la sensación de trasfondo oblicuo, y es por eso que no puedo hacer menos que empezar a conjeturar, mientras mis pies tocan el piso de lo que entiendo como mío pero de lo que desconfío, porque, ¿puedo asegurar que ésta fue siempre mi habitación? ¿puedo asegurar que siempre desperté en este costado de la casa? ¿puedo jugarme algo y decir que al menos la casa sí es mi casa?

 Puedo decir que sí, sin abrir la boca y sin asentir con la cabeza, pero pasando las palmas aún dormidas en cosquilleos, escépticas, por la sábana arrugada, limpia pero gastada, tan ausente de todo, tan carente de motivación existencial que lastima… y puedo pensar que mañana será techo de un refugio improvisado o motor fantástico para poder volar… pero al despertar es siempre un elemento más del decorado, nada que amerite un “buen día” de mis entrañas para afuera.

 El silencio, ese silencio que no elijo, conspira para que pueda sospechar un poco más: al no conocer mi voz puedo validar las otras voces, las que se esconden bajo un único disfraz, el de “mis pensamientos”. Y, al ponerme de pie, el recuerdo es una premonición, las ansias un reflujo de vómito que quedó como manifiesto de la juventud en el balcón de un lugar por siempre desconocido. “Juventud es todo eso antes del cambio”. Un cambio que no es mío, absorbo, haciendo pasear mis ojos por los libros, que son la constante vida del flashback que me tiene de protagonista, los libros que, a diferencia de las sábanas, gritan con el silencio de sus sueños, porque cuando me despabilo ellos se van a dormir y me dejan en este sitio, esta constante que fue modificada por otro, un alguien que, desesperado y épico en la búsqueda de su redención, rehace la historia todo el tiempo, de principio a fin, a veces encaprichado con el pasado, a veces culpando al futuro, a veces al revés. Alguien que va y viene en un tiempo que se ralentiza en mi minuto a minuto, segundo a segundo, haciéndome despertar día a día, vida a vida, dentro de un mismo cuerpo, con diferentes pistas, que me toma toda una eternidad resolver, que me llevan a un destino que siempre epilogo acostándome, muy satisfecho o destrozado.


Y espero algo del mañana, pero el mañana nunca llega, porque sigue siendo ese viajero temporal egoísta el dueño de mi devenir, ese sujeto que encontró la libertad en base a ignorarme, en base a ni siquiera pensar en mi y muchos menos en mi evidente, súper evidente, esclavitud presente. 


***
otro modo de decirlo:
TRES TRISTES TIEMPOS

Llueve.
Tres tiempos se cruzan en una esquina.
Un accidente inesperado.
Pero inevitable.
Es lo que pasó.
Lo que iba a pasar.
Lo que está pasando.
Siempre queda vacía una de las calles.
Saber el futuro no es saber qué va a pasar con lo que va a pasar.
Saber el pasado no es saber qué va a pasar con lo que pasó.
Saber el presente no es saber qué va a pasar.
Sigue pasando que discuten.
Y llueve.
Los tres tiempos.
Uno nació viejo.
Otro está creciendo.
El otro sabe que uno nació viejo y que el otro está creciendo: no se puede definir a sí mismo.
Mientras evalúan el desastre se cruzan los “¡qué loco, ¿no?!” con los “qué mal”, con los “ahora voy a llegar tarde… ya fue, me da igual”.
La calle vacía sigue vacía y ninguno admite que el accidente fue porque todos iban al mismo lugar. Ninguno quiere que el otro sepa. Así que los tres tiempos se quedan hablando de pavadas o se echan culpas o intercambian números de teléfono o se dan consejos retorcidos o se ignoran descaradamente.
Llueve con más fuerza.
Cae un rayo.
Cayó un rayo.
Caerá un rayo.
Tres tristes tiempos
pierden el tiempo
en un temporal.  

*

jueves, 2 de junio de 2016

día nacional del perro

TOMY SUPERSTAR



*

-¿Hola?
-Hola, sí… llamo por el temita de… Tomy.
-¡Ay! ¿Sabe algo? ¿Lo encontró? ¡Viejo, vení! ¡Alguien lo vio al Tomy! ¡Hola! ¡¿Hola?!
-Estoy acá señora, estoy acá… tranquila… Tomy está acá conmigo…
-¡No lo puedo creer! ¡Ay! ¡Casi me muero de la tristeza!
-Tranquila, señora… Me alegro, me alegro mucho de verdad. El perrito está acá, sano y salvo… esperándola.
-…
-¿Señora? ¿Seño…?
-¿Hola?
-¿Hola?
-Hola, nene… te habla Raúl, el marido de Marta… Ni puede hablar ella… gracias, nene…
-No pasa nada, señor. Es un gusto poder escuchar a dos personas felices… Tomy los espera acá en el depto… Tengo un monoambiente. Complicadito, pero lo tengo en el balcón… igual ahora lo bajo a la plaza y hago tiempo… estoy en la Boca… no sé si tiene para anotar, yo…
-¿La Boca?
-La Boca, sí… ¿son de lejos?
-Avellaneda… Caminó el Tomy, eh… a veces se me caga en el living porque no llega al patio pero se fue hasta la Boca. Miralo vos, atorrante, encima… No, nada vieja… Dejá, estoy arreglando con el muchacho… es de la Boca… Sí… ¿viste que te enojabas cuando yo lo retaba porque decía que se cagaba a propósito y vos decías que seguro tenía mal la cadera? Ahí tenés la cadera mala de Tomy. Se fue a ver a los bosteros de local…
-Señor…
-Sí, nene… Perdoná. Acá somos todos diablos… jejeje. Del rojo. De independiente…
-Sí. Yo…
-Bah… yo digo “somos…”. Marta no mira futbol. Se duerme. Y después no hay nadie más de la familia. Somos nosotros. Lucas se fue a España y ahora es del Real… y Pedro es puto…
-Ah…
-Jeje. Joda. Los putos seguro miran fútbol. ¿Por qué no van a mirar fútbol los putos? Un montón de tipos en buen estado… más ahora, que se hacen los modelitos… Pero Lucas no mira, no. Hace cine. Bah, no. Pero labura con esa gente. Gente que hace que no tiene tiempo para el fútbol. Igual si juega Independiente me llama y me dice “suerte, hoy”… No sé si no era mejor que saliera puto… ¡Es un chiste, Marta! ¡CARAJO! ¡Estoy hablando por teléfono! ¡Ya le pregunto! Nene, escuchame…
-Sí, señor, lo escucho… yo igual estoy medio comprometido acá con el espacio y…
-Sí, sí… ya sé. Pasa que nos ponemos a hablar de fútbol y podemos estar horas. Te entiendo, pero igual ya tenés nuestro número y nos podés llamar cuando quieras… ahora dame la dirección y solucionamos esto…
-Bien, sí, sí… ¡Tomy! ¡TOMY! Je, no me da bola… me está tirando las plantas…
-Terrible, que sin vergüenza… y pensar que Marta decía que… ¿te conté que se caga en la alfombra de acá, del comedor?
 -Eh… ¿tiene para anotar, señor?
-¡Una lapicera que ande, Marta!
-Es a dos cuadras de…
-Encima pensábamos que no lo encontrábamos más. Por suerte, Lucía, la vecina, una chica jovencita, nos dijo, “no hagan carteles que esas cosas no las ve nadie… publiquemos por internet una foto…” Marta no le cree nada, no sé, dice que le cae mal… Igual Marta es así… Y al final… mirá… Vamos a tener que agradecerle a Lucy… ¡¿Escuchás vieja?! ¡Le estoy diciendo al muchacho que vamos a tener que agradecerle a Lucy!
-Señor…
-¡¿Me escuchás, vieja?!
-Señor…
-Debe estar buscando la lapicera… ¡En el segundo cajón, vieja! Ya estamos, eh…
-Sí, yo…
-¿En qué estábamos?
-Yo… Eh… no… no sé. Que hicieron los carteles y también lo publicaron en internet porque su vecina…
-No, no hicimos los carteles al final…
-¿Cómo?
-Sí, encima nos ahorró plata… Lo publicamos directamente en internet, como dijo Lucy, además…
-Señor, señor, señor… Yo levanté al perro porque vi un afiche con el número de ustedes en la parada del bondi que…
-¿Qué decís, nene? Se escuchó bajito…
-¿El número es 4445-5670?
-Sí, sí, nene… y somos los dueños de Tomy… no cortes, te lo ruego… Tranquila, vieja…
-No… no quiero cortar, señor… Tranquilo… Pasa que no entiendo y…
-Nene… Salgo ya en un remis…
-El cartel decía: “Me llamo Tomy, soy un ovejero con una mancha con forma de corazón en el lomo, estoy perdido y no sé volver a casa… Si me ves llama al…”
-Sí, sí… es Tomy, nene… ya te lo mando a buscar y te voy a dejar unos pesitos para que…
-Qué raro… ¡Tomy! ¡Las plantas, Tomy! ¡Sh! ¡Sh! ¡Malo!
-Nene, la dirección. Pasame la dirección.
-¿En serio no le intriga?
-Habremos hecho carteles y me olvidé. Sí, eso. Viste cómo es la cabeza de un viejo…
-…
-¿Nene?
-No sé qué está pasando… Pero puedo cortar, bajar por el ascensor con Tomy y volverlo a soltar…
-¡No, no, no! ¡Por favor! ¡Tranquilo! ¡No te alteres, nene! ¡CALLATE, VIEJA!
-¿Qué mierda está pasando?
-Nene, en 15 minutos estoy ahí con un remis… menos, 10 minutos…
-Estoy por cortar…
-¡No, no, no!
-Se está comportando raro, señor…
-Nene, nene… no podés saber la verdad…
-Eso no está ayudando…
-Nene… ¡Pará, vieja! Nene… si te digo te meto en un compromiso…
-Me está asustando… ya mismo bajo al perro y buenas noches mucho gusto…
-¡NO! No, no, no… Te cuento, tranquilo… ¡Le tengo que decir, vieja! ¿Qué querés que haga? ¡Me está amenazando!
-No lo estoy amenazando, señor…
-Me estás amenazando, maleducado…
-Bueno, sí, pero…
-Qué poco noble de tu parte lo que hacés, abusar de dos viejos… seguro sos bostero...
-Basta o corto.
-Perdón, tranquilo…
-Cuente.
-No me vas a creer, nene…
-Cuente, carajo, no estoy entendiendo nada y me está pegando feo y…
-Tomy sabe escribir.
-¿Qué?
-Tomy escribe. No sé cómo se las ingenió para hacer las fotocopias… pero él es así, un luchador. Por eso que ese corazón que tiene como una mancha es una marca de dios… yo siempre se lo dije…
-¿Me está jodiendo?
-No. Ojo, no habla. Pero puede escribir. Aprendió solo. Aprendió eso antes de aprender a salir afuera a cagar cuando…
-Voy a cortar…
-¡¿Por qué?! ¡Te acabo de decir la verdad! ¡Marta! ¡Marta no llores que hacés mucho ruido! ¡Andate a llorar al baño, Marta, la puta madre! Nene… nene… ¡Nene, estás ahí!
-¡Sí!
-Me asusté, carajo…
-Estoy acá…
-Escuchame… hagamos las cosas bien y…
-¿Cómo me va a decir que su perro sabe escribir, señor?
-¿No sabés leer vos, nene? Lo escribió en primera persona, el cartel… pobre ángel…
-Señor, fue una broma interesante pero yo no tengo más…
-No es el único, nene… Hay un montón de perros que saben escribir… Se deschaban cuando les pasa que se pierden y se quieren comunicar… Eso me lo dijo Tomy una vez, en una carta, para un cumpleaños…
-Voy a cortar…
-Nene… no estoy loco, por favor… somos viejos, estamos solos… ¿Sabés cómo me duele escucharla a Marta llorar en el baño? Por favor, nene… Si te parece que estoy loco ignorá el detalle y listo… Vos pediste la verdad y te la di, si no te sirve, dejalo pasar…
-…
-…
-…
-¿Nene?
-No creo que esté loco…
-Gracias, nene… la dirección… ¿me la pasás?
-Creo que usted es un hijo de puta…
-¿Cómo? ¿Nene? ¿Estás ahí?
-¡Sos un perro que sabe escribir! El mundo es tuyo. Dejá tu hogar, no vuelvas más, publicá libros. ¡Naciste para ser una estrella, Tomy!
-¡No! ¡No, Tomy! ¡TOMY ESCUCHAME! ¡Soy yo! ¡Papá! ¡TOMY! ¡Tomy, volvé! ¡Tomy, por favor, sos lo único que nos queda! To… ¿hola? ¿HOLA? ¡¿HOLA?! ¡Marta, lo perdimos! ¡LO PERDIMOS PARA SIEMPRE!

***


(del capítulo “De cuando conocí mi vocación”, del libro, “Solo como un perro: mi vida”, de Tomy)