domingo, 15 de mayo de 2016

it´s alive!

Crónicas de un visitante del espacio interior.

Una versión


*

Logré que esto se volviera sagrado, supongo que es lo que siempre busqué, supongo que no logré que el crimen me diera de comer, tampoco pude hacer que la estafa me consiguiera un lindo club de farsantes… en un punto es bueno, puedo ser un sicario sin corazón, un tipo sincero, admitir que me tomé muy en serio eso de que nadie es inmortal, decir que sí, que la sorpresa me parece un hallazgo, hacerme cargo de mi adicción.
Las cosas están siempre en otro lugar, nada es parecido, nada cambia, es tan simple como saber que podés corresponder al ritmo de un corazón ajeno pero nunca vas a poder tenerlo latiendo en tu pecho. Tu energía vital está en todo lo que sos, para que nada penetre la última capa… ahí siempre hay una sola voz, imitando otras voces, juguetes reunidos en la mesa del té, planeando un atentado contra un Ken que se cree un Kennedy.
La Bala Mágica.

Pero también están los inmortles.

Le dice a la playa vacía, en medio de la noche: el universo es una ventana… lo verdaderamente infinito es lo que está pasando por afuera de esa ventana.

*

Por encima de la fogata, un pibe le da la mano a otro pibe. Hacen un pacto de fuego, mirándose a los ojos. Los otros jóvenes, mudos, los observan, sentados pose indio, formando una ronda alrededor de ellos.
-Quiero que en la anécdota yo no sea el protagonista.
-Hecho.
-Quiero un libro para leer, no para contarte.
-Hecho.
-Sobre mí, pero no.
-Hecho.
-Y que me sorprenda.
Se sonrieron. Nunca fueron mejores amigos. Nunca respetaron a otro como se respetaron entre ellos, hasta el final, sin chance de dar un paso atrás, trazando la carretera por la que correrían su inmensa finitud. Y esos caminos siempre son frondosos. Y angostos.
Muy angostos.
Pequeños.
Todo lo contrario a la postal de esa fogata de invierno, esa reunión de mucho abrigo, humo, temblores, rodillas abrazadas, historias de terror, un poco asustados por el mundo que seguiría existiendo luego de narrado el cuento de turno.
Un poco una pausa… enorme.

*

Tranquila, no es la peor noche de la historia de la humanidad…
sólo es tu peor noche.
(y ya no sabés quién te ofrece consuelo, quién se burla)

Hace mucho tiempo que no hablo en voz alta. Mientras más claros son los pensamientos más cuesta recordar cómo se pronuncia cada palabra. Adentro suenan en otro idioma, sin letras.
Creo que es una diferencia muy significativa eso de que los músicos se memoricen sus temas y los escritores no tiendan a memorizarse sus obras cumbres.
¿te prohibirías escuchar por segunda vez un tema que te gustó mucho?
¿cuántos libros leíste dos veces?
Veo cds en la biblioteca, veo libros intentando pasar desapercibidos entre tus discos.
Los escritores viven en la arena.
La marea sube.
Siempre hay un lienzo nuevo sobre el que escribir un nombre o una palabra-abre-portales.

Sacrificios
En carpas
Chamánicas
Que son naves espaciales
Flotando
En la nada
Y la nada capaz que la imaginaste negra
O capaz la imaginaste blanca
Pero existe
Como los accidentes
Y los asesinatos
Y las camas de hospital
Y saber que ya habías muerto
O que seguís vivo
En otro sitio
Donde están abriéndote la panza
Para sacarte las tripas
E invocar dioses
Y seas re-encarnación
O tal vez ofrenda
O trampa
O solo otro misterioso segundo
De conciencia.

*

Decidió, unos cuántos años después, que era hora del paisaje definitivo.
El posible ya no amanecer.
Supo que lo último que vería escrito, el último aliento, la última prueba, sería lo que él mismo lograra mamarrachar, valiéndose de una rama seca. 
Miró el horizonte. Podía ver todo lo lejos que sus ojos le permitían. Quizás más. Quizás estaba viendo, realmente, todo lo que había para ver.
Suspiró.
Puso manos a la obra cuando sintió que era el momento.
Ni antes ni después.
Una palabra certera, en medio de la cabeza del corazón.

*

Una bola de fuego se dibujó en la noche.
Un meteorito. Una bala.
O la esperanza


*

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