martes, 1 de septiembre de 2015

DOC-MA

3 VISTAZOS SOBRE EL MUNDO, EL MOVIMIENTO y EINSTEIN

“Lo Nuevo no es una moda, sino un valor… Para escapar a la alienación de la sociedad actual sólo queda la huida hacia adelante”.  Roland Barthes


Visualización número 1:

Vi a un viajero temporal el día que miré los ojos de un animal. Recuerdo que luego pensé en el tipo más inteligente del mundo, pensé en la poética  de un pizarrón de escuela repleto de cosas inentendibles, pensé en que podía perdonarme todo, porque después de todo no quiero ser este que soy cuando sea lo que pienso ser. Vi que la pregunta sería otra. Vi la inocencia primordial tras la teoría de la relatividad.

Visualización número 2:

Vi al mundo deslizarse bajo mis pies, mientras caminaba apurado hacia algún punto exacto que nunca es tan exacto y que se repite en cada movimiento ajeno: todos somos un lugar ocupado que se traslada dentro de un engranaje que tarde o temprano va a perder el eje y va a salir disparado, cortando los hilos de todo lo demás, porque ya no van a existir las órbitas, la gravedad, el orden catedrático, el caos subyacente; básicamente no va a existir nada más que un último fotograma: el de uno mismo yéndose, más precisamente la espalda de uno mismo yéndose, con la vista fija en el piso, un poco idiota, fascinado por el milagro cotidiano del baile cósmico-astral.

Visualización número 3:

Vi mis propias intenciones: mi convertirme en algo a justificar, mi ser testigo; me vi a mi mismo repetido, y cada uno intercambiando lugares con el otro, como una guerra sin territorio. Porque la mente no es un territorio. Digan lo que digan, la mente no se puede conquistar. Y se expande. Como la tierra por la que caminamos, que antes estaba más cerca de otro pedazo de tierra, porque todo era un gran corazón que empezó a partirse, hasta partirse a nivel infinito, al punto cero: como un cáncer que de tanto expandirse supera al cuerpo y se va, lejos. Así nos vamos, así, por sobre todo, nos movemos, creyéndonos el recorrido, siendo menos buenos o menos malos de lo que pensamos que somos.  

*


Luego se movió el sol.
O me moví yo.
La luz se tragó al tiempo
y por último 
me encandiló.



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