viernes, 4 de septiembre de 2015

BATI(DOS)

BATMAN SON LOS PADRES. MUERTOS.

(“La sombra de la maldición del doble”)


Vemos que se va.
Sólo su reflejo.
Él lo ve irse, desde el espejo.

*

"No nos dijimos ni una palabra y yo sentí que, pese a todo, algo que me era muy difícil de explicar me unía a ellos para siempre. Habría querido decirlo y creo que hasta estaba dando con las palabras, cuando una gran explosión -como un trueno o el golpe de un rayo caído muy cerca de nosotros- estalló, partiéndonos el corazón. Una lluvia de ceniza gruesa y blanca comenzó a caer, como las hojas de un otoño lejano que, hasta ese momento, por alguna razón, habían permanecido detenidas en el tiempo". 

El origen de la tristeza, Pablo Ramos.


UN HOMBRE A OTRO:

Todo lo que hacés lo hacés para ganarle a algo. Siempre hay una idea en la vereda de enfrente. El capital descarado destrozando a mordiscones los sueños de pibes que leían cómics, como vos. La idea de que tus viejos se mueren y sos el siguiente. El todo mal de los que te dicen que todo bien. La idea de que podrías hacerlo diferente si no tuvieras que luchar contra todas esas cosas que te destrozan el traje pero no llegan a tu corazón, porque la victoria no puede entenderse como victoria si las reglas son la trampa. Todo en función de experimentar a flor de piel la sensación de que un paso más allá podrías, siempre, extirpar el tumor primordial, para fluir en una dimensión diferente, donde el dolor también existe pero sirve de validación para tu yo más rotundo: ese que no apela a la resignación ni a la búsqueda de algún otro yo. Una dimensión donde finalmente serías vos.
Todo lo que hacés lo hacés para ganarle a algo, perdiendo lo necesario y lo innecesario en el camino. Un poco de mal humor, un poco de buen amor. Esperanza demente de poder, algún día, atrapar la idea entre tus manos. Y apretar y reír a carcajadas. Luego, seguir apretando. Encontrar sangre en tus dedos y despertar niño, por última vez, a la salida de un cine, con todo perdido por fin, porque así soñaste, así quisiste, así anhelaste en fiestas de disfraces que ahora sabés que podrían no haber existido.
Estás solo en el mundo y tenés todo a tu alcance. 
Llegado el momento, ganás. Empieza el héroe. 
Sos Batman, cuando aún no sabe que será Batman, cuando quiebra la noche por vez primera y para siempre, abriendo el portal, pariendo al mito. 
Mañana tu plan será el plan. 
No hay modo de que el mal triunfe si un niño carga con el fantasma de haber querido morir. 
Todo lo que hacés siempre es tu origen. 
De modo inevitable, el cielo va a llamarte. De modo inevitable, vas a acudir a su rescate.



UN OTRO A UN HOMBRE:

Recuerdo aún esos días en que yo era Batman. 
Fueron tiempos turbios y hermosos. 
Mis amigos siempre en peligro, mi familia siempre a punto de separarse o cadáveres, enamorado de la idea de estar enamorado, el amor tan confuso. Yo en la oscuridad, manteniendo todo en pie, muy mártir y muy enojado. Fueron tiempos en los que encadené a mi amigo imaginario: no le permitía ser de nadie, lo obligaba a ser mi sirviente. Me malcriaba, a la fuerza.
Ahora él y yo nos cruzamos a diario. Pero dejó de tener tiempo para mí y me habla de vidas que no tengo. Yo también siempre hablo de lo que tengo: y no quiero salvar al mundo si no tengo un esclavo. 
Mi fortuna dejó de cotizar en alma para cotizar en agujas que se persiguen, en días que chocan unos con otros, borrachos o muy drogados de algo. Mi fortuna no va a hacerme inmortal. Ahora llevo la capucha y la capa oscura de las ideas, lo que me imposibilita para ser aquel héroe que protege la inmutabilidad de su karma- ciudad. 
Los malos van a seguir existiendo pero ya nada será lo mismo. 
Lo sé por sobre todo porque mi amigo imaginario no envejece y se convirtió en la confirmación de mi fantasía circular. Conocerá a otro como yo. 
Lo sé porque fui el mejor detective de todos los tiempos. Fui Batman. Y te dejé un Alfred universal de subjetividad, fiel, para que puedas algún día cumplir todos tus caprichos y que consecuentemente logres trascenderte; para que puedas encontrarme cuando dejes de ser el salvador, justo cuando yo esté en otro lado, en lo que viene después. 
Condené a alguien para condenarte.
Cuando seas vos el creador volveré a ser Batman y me vas a entender sin poder hacer nada por mí. Me recordarás como eso que supiste ser. Voy a ser un amigo imaginario en tus recuerdos, lo único que sobrevivió en algún lejano tiempo, cuando todo había muerto en las puertas de un cine, cuando juraste la venganza que hoy me mantiene, otra vez, entre las sombras, observando como todo cede ante su propio peso, mientras cargo un arma y me dirijo hacia la función trasnoche de la película inevitable.
Recordarás éste día.
Lo recordarás ante todo, como yo recuerdo haber sido quien sos, quien fuiste y quien serás.
Siempre él. 
Siempre Batman.
Siempre yo.

***

Después, observándote desde la máscara, sentiste que fuiste ellos.


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