POLLY: OTRO CRIMEN INESPERADO E INEVITABLE
(o: “como dijo Jack el Destripador”)
*
“The one place Gods inarguably
exist is in our minds where they are real beyond refute, in all their grandeur
and monstrosity.”
Alan Moore, From Hell.
HOY se cumple aniversario del hallazgo de la
primera de las cinco víctimas canónicas de Jack el Destripador.
Mary Ann Nichols, también conocida como Polly, pasaba
a la historia, sin saberlo ella, sin saberlo su entorno. Su muerte no se
convertiría en estandarte de una causa, su eternidad no provendría del vigoroso
caldo hirviente que nutre la biografía de los que iluminaron una época oscura con
profundas pasiones. Sus profundas pasiones no llenarían versos y versos de
poemas en su honor. Su rostro no enamoraría a los espíritus sensibles
venideros. Polly se convertía en la musa del Detective por excelencia. Y
mientras el crucigrama de la historia logra formar la palabra “víctima” en los
casilleros tangentes a los llenados por el tiempo y el espacio y todas esas
definiciones, el Detective ve un testigo muerto: lo importante no son las
respuestas sino las letras restantes una vez vislumbrado el todo. Para el
Detective hay un mensaje superior, siempre.
Así, Polly se convertía en fragmento de un
algo. La madre primordial de la conspiranoia, esa que habla de un alto miembro
de la corte o de un tipo cualquiera, la misma que coquetea a diario con un
conocimiento cuyo descubrimiento nada significaría en si mismo si no pudiera
aplicarse a un juego universal de gato-ratón, donde existe la violencia de la
muerte, la obsesión de la búsqueda y un arma homicida ausente cargada de una
simbología trascendente.
Polly pudo haber sido un plan o un accidente.
Polly guarda en sus pupilas ya carcomidas por
gusanos la conexión directa con el ente disparador. El mencionado accidente o plan.
Y ese saber-cadáver es lo que buscan encontrar en trasnochadas sesiones individuales
de espiritismo-lógico esos desdichados seres que incapaces de proyectar una
misión dejaron que la misión los volviera proyección. Dícese de los Detectives.
Polly recibió promesas suculentas de todo tipo…
y nunca dejó de ser una prostituta, en un bucle infinito de orgásmico placer,
donde la existencia del muerto sólo nos dice que se muere pero nunca por qué,
aunque… y volver a empezar.
Claro, como todo plan o accidente, Polly es el
disfraz de una existencialidad que desde el tiempo de las pinturas rupestres
cubre nuestra conciencia evolutiva de acertijos de vital aura indescifrable.
¿Qué hay en tu cuerpo sin pulsión, Polly?
¿Qué diferencia tus restos de mis restos,
hermosa Polly?
¿Qué tan imprevisible fue para vos tu muerte?
¿Tuviste malos presagios?
¿Soñaste cosas? ¿Rompiste espejos? ¿Pasaste por
debajo de una escalera?
¿Era un día más?
O:
¿Pediste que te mataran?
¿Desataste, sin quererlo, la consagración de un
futuro mito?
¿Fue tu conciencia la que logró revestir esta
serie de asesinatos con un fulgor de especial brillo?
¿Qué estabas buscando, Polly?
¿Fuiste una artista frustrada?
¿Una suicida sin coraje?
¿Una asesina?
Polly, ¿estás ahí?
Mary Ann Nichols, Polly, murió hace 127 años (y
contando…). A diferencia de las víctimas que la sucederían, ella se convirtió
en la punta del ovillo, el reflejo de la conciencia-otro, el espejo del
accidente o el plan, el desconocido, el Jack el Destripador oculto tras el
semblante oscuro de ese que no deja de quemar tabaco en su pipa, escudriñando el
futuro para dilucidar el pasado, que se repite una vez, dos veces, tres veces,
127 veces (y contando…)
Hoy se cumple aniversario del descubrimiento de
la primera de las cinco víctimas canónicas del asesino más famoso de todos los
tiempos: hoy todos no lo vemos venir, hoy todo es lo que queremos que sea, hoy
cortamos por lo sano con el miedo y obedecemos el pedido ajeno, hoy todos
herimos de muerte la posibilidad más certera, hoy todos nos volvemos parte del
conjunto anónimo de miembros de la alta corte y cualquieras que decidieron
cambiar su nombre por el de “Jack el Destripador”.
Hoy mataste a alguien.
Hoy encontraron muerta a Polly.
Hoy van a encontrarte muerto.
[anexo:
El tema “Polly” del grupo Nirvana fue compuesto en 1988 y está basado en un
hecho real: una niña fue secuestrada y violada, luego logró ganarse la
confianza de su captor y finalmente escapar.
Unos cuantos años después, Kurt Cobain, líder
de Nirvana, hacía visible su repudio al enterarse que una menor había sido abusada
mientras sus vejadores no dejaban de escuchar “Polly”]
En base a lo expuesto, se procede a la
instauración de “Polly” como concepto definitorio de la empatía accidental o
planificada que surge entre víctima/victimario, creando la ilusión a posteriori
de unidad, cuando bien sabemos que mejor vayamos por partes, como dijo, a estas
alturas, ya sabés quién.
*
(anexo
de anexo: I want some help/ To help myself)
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