lunes, 10 de agosto de 2015

LA TEORÍA II-II


~primera teoría de asesinato.

LUCY: LA TEORÍA II-II
(o “de cómo crear agujeros negros en sesiones beatle-espiritistas”)

Look for the girl with the sun in her eyes and she's gone.

***


El 24 de noviembre de 1974, el estadounidense Donald Johanson descubrió el esqueleto fosilizado casi completo de quién sería, por mucho tiempo, nuestro antepasado homínido más antiguo. Se trataba del esqueleto de una hembra a la que bautizaron Lucy, dado que, la noche anterior al hallazgo, el grupo investigador había estado escuchando el tema “Lucy in the sky with diamonds”, de los Beatles.

[nota: y pensar que Lennon tuvo que pedir perdón por haber dicho en 1966 que los Beatles eran más populares que Jesús]

En vistas de lo que hoy conocemos como ritual de atracción-invocación y magia pop, corresponde preguntarnos lo siguiente:
¿a Lucy la encontraron o salió bailando de entre los muertos cuando escuchó su nombre, cuando reconoció que eso sería ella: la Lucy de la que se hablaba en un tema de una banda que estaba creando y redefiniendo la historia toda, de atrás para adelante, de adelante para atrás, de un mundo?
¿eh?

En resumen:
¿somos nosotros los que bautizamos al pasado o es el pasado el que elige definirse?
¿seremos nosotros, en el futuro, fósiles buscando un futuro que ya no será tan futuro dada nuestra condición de eternos?

La palabra “diamante” proviene del griego antiguo y significa tanto Invencible como Inalterable [II]

Conocida por demás es la respuesta que dieron los Beatles cuando se los cuestionó sobre el carácter de mensaje cifrado de “Lucy in the sky…”, cuyas siglas, generosas para los corazones siempre dispuestos a galopar con el ritmo de las conspiranoias, formaban un ineludible “LSD”. Ellos dijeron: “no, nada que ver, no lo hicimos a propósito… pero eso de que vivíamos re drogados, sí, tal cual”.

(o algo así)

Hasta existe una historia oficial al respecto: el tema está basado en un dibujo que el pequeño  Julián Lennon hizo de una compañera que le gustaba. De echo fue el propio Julián el que bautizó la obra como: “Lucy in the sky with diamonds”, por lo que se desprende que Jhon quizás no era un conspirador pero sí un inescrupuloso capaz de plagiar a su propio hijo.

[nota 2: el tema “Lucy in the sky…” dura, aproximadamente, 3 minutos, 30 segundos. La Lucy a la que hace referencia la canción murió el 22 de septiembre de 2009 a los 46 años. La Lucy del 74, de la que se calcula que murió a los 20, no tiene menos de 3,2 millones de años de antigüedad.]

Sin embargo, desatado el mito y la curiosa casualidad que ya servía como prueba irrefutable sin importar lo sólidas que podían ser las defensas, al poco tiempo, Lucy pasó a ser el nombre clave genérico para conseguir ácido lisérgico en las noches felices y no tanto de esos años conocidos como “los años dorados”.
Luego, a un vivo se le ocurrió decir que el hecho de que a la droga se le dijera Lucy era un acto mucho más concreto aún que la formulación del mensaje secreto. Entonces se dedujo: “Lucy in the sky…” no sólo habla de drogas sino que habla ABIERTAMENTE de drogas.
El público no sólo se negó a escuchar a los Beatles en sus declaraciones sino que actuó como si hubiera escuchado lo contrario.

¿Es esto un simple error derivado del engranaje de perfecto caos que es la comunicación o es esto un paradigma fruto de una experimentación al menos un poco más lúcida?
Porque… ¿qué mejor modo para hablar de algo que sugerirlo, con delicadeza y a la fuerza, a tal punto de crear una necesidad que defina a ese “algo” como real?
“Lucy in the sky…” es un tema que se niega y habla de otra cosa a la vez que no para de guiñar un ojo, porque estar drogado es como vivir en una metáfora y vivir drogado es SER la metáfora, y, finalmente, para SER metáfora se necesita serlo del modo más genuino, apelando a la magia de lo casual y lo ingenuo.
Nadie lo escribió.
Lo que estoy tarareando no existe, desprendiéndose de esto dos cosas:

1-los Beatles inventaron, también, la droga.
2-todo suceso comienza a resultar Inesperado pero, a la vez, Inevitable [II], conjunción de conceptos que otros teóricos ya se han encargado de proponer como piedra angular para la construcción de un drama.

[nota: dependiendo dónde y a quién compres el LSD (o su imitación), el viaje puede durarte de un día a dos o tres segundos]

Expuesto lo anterior, ¿cómo podemos pretender que los ojos-calidoscopios de Lucy dejen de girar? Vivimos 3 minutos/ 30 segundos, 46 o 3,2 millones de años. O más. O no pega. Pero siempre en espiral, ese espiral cuya visualización, por su juego-efecto, no nos deja adivinar si expulsa eternamente o si absorve, tragándose todo.

Lucy es, por definición histórica y como concepto universalizante metafórico, la primer alma capturada, alma-pilar cuya entidad se propone graficar, en más, del siguiente modo: II-II, alusión doble a la doble dualidad de todo lo invencible-inalterable-inesperado-inevitable.  

Es aquí que, en vistas del carácter totémico matemático del II-II, puede derivarse un 2-2 o bien un 11-11, siendo, en cualquiera de los casos, el traslado significante, adecuado para extender la explicación por medio de la aplicación-implicación.

El 11-11 ha sido, desde hace un tiempo, un número relacionado con el sincromisticismo y uno de los emblemas de apertura genética-mental para las huestes tras los enunciados new-age. La reiterada aparición de este número, cuya acción simula el modus operandi de la maldición: una vez que lo ves no podés dejar de verlo, es señal, según nos explican, de una masiva activación de autoconciencia que conlleva el saberse prisionero de una realidad creada por nosotros mismos, donde todo es lo que queremos que sea, conciencia que debería llevar, también nos dicen, a volver llave eso que nos mantiene atados a la ilusión holográfica que nos rodea. Entiéndase: un despertar

Cabe destacar, también, que el tan controversial Aliester Crowley reformuló y re-anunció la importancia del número 11 para la magia, entendida como magic(k) –Thelema=Voluntad-, con esa (k) al final, por su carácter de onceaba letra del abecedario, exponiendo cómo ese número representaba un todo superior al ser el primero por fuera de los dos pentagramas (5+5=10) que podían describir el concepto de mundo.

[nota 3: sobrados son los ejemplos de sucesos históricos de trascendencia que fueron tomados como eje para demarcar cómo el número 11 siempre apareció en los momentos claves de la humanidad. Se suman fechas, horas, cantidades de víctimas o letras, se resta lo que se cree adecuado y todo resuelto. La mismísima elección de tal o cuál hecho como “suceso histórico de trascendencia” que pretenda servir de anclaje para la formulación de una teoría que habla del paso de la humanidad toda a un estado de supra-conciencia, ya es razón suficiente para que se desprecien en este manifiesto todos esos ejemplos de los que no se pretende dar ningún ejemplo con afán de poner un final tajante a esa infección generalizada]

Por otro lado, la interpretación “2-2”, nos da como resultado dos variables:
a)      2-2 = 0
b)      2-2= 22
Tanto a) como b) son válidos para la Teoría II-II, que busca, mediante la doble respuesta, abarcar la doble representación de la carta del Tarot conocida como LE MAT, El Loco, que tiene la particularidad, justamente, de mostrarse, según el Tarot consultado, como la carta 0 o la carta 22, siempre abarcativa, siempre retorno, siempre futuro, siempre, como en el caso de su simplificación, el 11, por fuera, sin dejar de pertenecer y, subsecuentemente, crear.

Conclusiones:
Lucy es Le Mat.
El diamante (II) y el drama (II) son los vórtices por los cuales se escurre la ilusión, la conciencia, la realidad y la locura.
Lucy no es droga.
Lucy es droga.
Todo sucede en un ciclo donde la interpretación define y luego reutiliza como fundamento base para re-explicar: ergo II-II es el doble recorrido de un reloj para reafirmar la lógica de un día, ergo el tiempo es II-II –en su representación prehistórica-futuro-adicta-, ergo todo suceso tiene su origen en su consecuencia, ergo La Teoría II-II entiende como nueva embajadora meta-cultural a Lucy, porque si todos fuéramos Lucy no necesitaríamos el cielo, porque ya estaríamos en él, ergo el cielo no existiría.
O estaría (estuvo) enterrado. 

Salve Lucy.


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