BOCETOS PREVIOS DEL CASO MARINA JOYCE
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Llegué a Marina Joyce por Magnus Mefisto. Magnus
Mefisto es mi conexión con lo que pasa dentro del universo youtuber. No suelo
seguir a youtubers. Pero a Magnus lo sigo. Y lo banco. Capaz que lo banco
porque es oriundo de zona sur, como yo. Entre la gente de zona sur está esa “bancada”
nata que existe hacia otro que conoce como vos las peripecias de tener que
cruzar un puente para acceder a la grasa de las capitales. Lo banco porque es
un gran fan de Stephen King. Lo banco porque una vez me invitó a participar en
un sketch televisivo cómico que él tenía a cargo y pude cumplirme el sueño
adolescente de interpretar al ET de la tan famosa autopsia Roswell. Ah, Magnus
también es muy fan de los X-Files. Y de las conspiraciones. Y las cosas raras.
Lo banco por eso, ahora que lo pienso.
Por él me enteré de Marina Joyce, como decía. Él
hizo un video explicando el caso: youtuber británica medianamente famosa que se
vuelve trending topic mundial cuando su comportamiento se empieza a volver
errante, extraño, inquietante. Luego, las preguntas de rigor: ¿la están
obligando a hacer los videos? ¡OH! ¡Eso explica el otro detalle: los moretones
que aparecieron en su cuerpo! Entonces: ¿maltrato? ¿terroristas? O quizás… ¿problemas
con drogas? ¿esquizofrenia? Un viral hecho y derecho: muchas opciones, una
buena posibilidad para poder crear una historia y teorías cada vez más
alocadas, cada vez más aterradoras, cada vez más reales, porque el miedo
alimenta al miedo. Todo ocurriendo en tiempo presente. El hashtag
#savemarinajoyce hasta en la sopa.
Cuando me lo contó Magnus Mefisto en su video
no pude despegarme de la historia. Quedé atrapado en la tela. La araña del
caos, la información que siempre desea ser organizada, catalogada, se avalanzó
sobre mí, enfermándome otra vez, devolviéndome mi traje de detective. Yo ya era
otra víctima del virus.
Al otro día seguí buscando videos de Marina
Joyce.
Todos los días chequeo que siga viva. Leo con
escepticismo pero con una taquicardia feroz las nuevas conspiranoias que se
actualizan minuto a minuto.
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Uno de los detalles del caso Marina Joyce que más
me perturba es la existencia de un supuesto video del que se dice que estuvo
colgado en la cuenta oficial de la youtuber por unos cuantos minutos antes de
ser borrado. El video te deja un par de escalofríos por lo que denomino el “Heather
Donahue Style”:
No se ve nada, se escucha un llanto. Mocos,
susurros.
Marina Joyce, o una muy buena imitadora,
diciendo a sus seguidores que no concurran a una reunión que se había anunciado
en su twitter. Un pedido desesperado y reiterativo: “NO VENGAN. ESTÁ TODO
ARREGLADO”.
Se puso el ojo sobre el carácter de la citada
reunión, que ya había sido puesta en tela de juicio por haber sido anunciada
para las 6.30 de la mañana, algo por demás inusual.
3 de Agosto a las 6.30 de la mañana, para ser más
exactos.
Se empezó a hablar de un posible atentado. Ante
la controversia y la velocidad de los rumores, la reunión se dio de baja desde
la cuenta oficial y se propuso otro punto y otra hora de encuentro, esta vez
para el 6 de Agosto. Una reunión para aclarar todo, para que Marina Joyce pueda
terminar de demostrar que está bien. Pero hasta ese día puede pasar cualquier
cosa. O no puede pasar nada. Pero que no pase nada no es lo interesante.
En The Blair Witch Project, Heather Donahue usa
su cámara para confesarse. El documental es una gran confesión. Una de las escenas
míticas es la escena en la que Heather se enfoca la nariz y se echa la culpa
por todo, ante su madre y ante las madres de sus amigos. Nos pide perdón por
haber sido ingenua, cuando los ingenuos somos nosotros por estar creyendo que
nos dice la verdad alguien que olvidamos que estaba actuando. La terrible
vuelta de los apócrifos sobre si mismos. Marina Joyce nos pide que no le
creamos. La misma autoridad que tiene Marina Joyce para convocarnos a una reunión
es la misma que tiene para decirnos que no escuchemos lo que está diciendo. Nos
advierte del fraude, vendiendo una historia más real. La youtuber es una
mentira. Esto es mi culpa. El juego podría ser el mismo.
Prendo una pipa.
Llueve.
Yo también quiero descubrir cosas.
Vuelvo a mirar todos los videos que hay al
respecto, refresco las cuentas sociales de Marina Joyce, después continúo la
rutina del día.
3 de Agosto me queda rebotando en la cabeza. Hace
un montón que no estaba tan pendiente de las fechas.
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Me acuerdo de una reunión nocturna en la casa de
la hermana de mi mejor amigo. Gente que conozco, gente que no, gente que me cae
bien sin razón alguna, mucho alcohol, yo apostándole algo a alguien.
“Vas a ver que es todo mentira”.
“Vas a ver que no”, digo yo.
Miramos la fecha. Sólo es cuestión de horas
para saber quién tiene razón.
Hablábamos de una página de internet que en ese
momento había logrado generar un peculiar fenómeno. Habían propuesto una fecha,
habían anexado una foto, no habían explicado nada al respecto y habían dejado
abierto un espacio para las preguntas. A continuación, habían sido misteriosos
en todas las respuestas. La gente empezó a ver un fin del mundo, una amenaza,
una nueva esperanza. Todo había terminado con el creador de la página asumiendo
que la jodita se le había ido de las manos, que no había un mensaje. Había gente
con ganas de ver un misterio, no había otra razón para justificar la existencia
del misterio en sí. Yo siempre había sabido que ese era un final posible… pero
previo a la caída de la máscara había elegido creer. En esa discusión etílica
que recuerdo yo conocía la posibilidad de perder, pero no esperaba que fuera
mediante una confesión.
Perdí plata, pero lo peor fue nunca terminar de
entender el estúpido y vacío desenlace.
Busco el caso de la página fake.
Me cuesta encontrarlo. Ya pasó mucho. Cuando
finalmente llego, descubro que ocurrió hace cinco años. Cinco años casi
exactos.
Tardo casi cinco minutos en darme cuenta de lo
más significante. Al notarlo quedo atónito.
*
8.3.11. Esa es la fecha que ese caso había
puesto de manifiesto. 8.3.11 para el calendario yanqui. 3.8.11 para nosotros. Ese
había sido el tiempo presente tope en ese momento. Una trampa en la que había
caído. Otro 3 de Agosto. El mismo momento. Hoy queriendo saber cómo termina el
chiste Joyce, hace un tiempo deseando que todo lo que se suponía de esa extraña
web fuera cierto.
3 de Agosto.
Un desafío.
Una apuesta perdida…
Me ilumino.
*
Todavía puede pasar. Pienso que esa página de
antaño parecía hablar de una niña desaparecida, pienso que Marina Joyce puede
ser una joven secuestrada. Pienso que tiene sentido. Pienso en alguien pensándolo
antes. Pienso en la revancha. Pienso que todo podría ser parte de la misma
historia. Que quizás no soy yo sospechando frente a mi monitor, esperando el
futuro. Capaz alguien está ajustando los tornillos de un chiste mayor que se
viene perfeccionando con el tiempo y del que yo reconozco los bocetos
anteriores…
Sí, eso… el mundo me parece un boceto de sí
mismo.
Un documental apócrifo.
Pero peor, porque no tiene guión.
Improvisación.
Mentir frente a cámara: eso es la vida real.
Youtubers en acción.
“No vengan, está todo arreglado”.
Joyce dio de baja la reunión el mismo día que un joven escribía (cinco años en el pasado) que no había tenido
intenciones de perjudicar a nadie con la página que había creado, que sólo se
divertía. Un final simple.
Me decepcioné en ese momento, pero ahora sonrío.
La apuesta hablaba de un 3 de Agosto.
¿Mirá si pasa algo ahora?
Igual… ¿cuándo se gana o se pierde una apuesta
si en realidad el azar nunca deja de girar?
¿Qué estuvo primero?
¿El huevo o la mentira?
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Mientras tanto, la evidencia se acumula.
*
EL CASO, AL DÍA DE LA FECHA, SIGUE ABIERTO