sábado, 3 de septiembre de 2016

(e-[go)ogle]

GOOGLEARSE


*

"...el talento es una cosa extraña, y tiene una manera discreta pero firme de anunciarse cuando llega el momento. Igual que ciertas drogas adictivas, se presenta como un amigo mucho antes de que uno se dé cuenta de que es un tirano." 
Revival, S.K.


*

Despertarse:

-Me parece que estás un poco susceptible…
-Nada que ver… ¿por qué lo decís? ¿se nota mucho? ¿vos te pensás que para mí es fácil?


La vida:

Descubrí que los audios de whatsapp se pueden borrar antes de ser enviados y ahora me equivoco un montón cuando grabo mensajes.
Antes me salía fluido y bien.
Ahora dudo.
Definitivamente no me hace bien que me digan que me puedo equivocar.  

La existencialidad al palo:

Si mañana desaparecés… ¿con qué foto tuya te gustaría que te busquen en los palos de luz?

Irse a dormir:

-Vos te sentís solo porque querés…
-¡No puede ser que no me digas nada!
-Te estoy diciendo que…
-En serio, ¡NO PUEDE SER QUE NO ME DIGAS NADA!


*

ESTÚPIDAS Y SENSUALES IDEAS

Una vez le toqué el culo a una idea y cuando me quiso mirar a los ojos me fui al mazo.
Sí.
A veces me pasé de atrevido y no me pude hacer cargo de lo que se podía venir.
Me encararon mal y arrugué.
Hubo ideas que hasta me hicieron retroceder, al tiempo que se mordían los labios y me insinuaban que si mi intención era jugar estaban más que dispuestas a jugar.
Muchas veces me fui corriendo a mi cama matrimonial. La cama matrimonial que todos tejemos con la lógica interna. Muchas veces pasé la noche asustado por haber probado la locura. Muchas veces pasé la noche entera mirando el techo por haber ansiado el sexo de las sirenas.
Otras veces me trajeron hasta acá.
Creo que mi historia de amor es con la realidad.
Es lo único que tengo.
Nos odiamos.
Yo desobedezco en cualquier bar.
Ella se entrega a todos.
Nada asegura que lleguemos juntos al final de los días.

*

Ayer me busqué en Google.
Encontré cosas mías.
Eso no me hizo sentir muy bien.
Bah. Ni muy bien ni muy mal.
No me parece raro que si buscás mi nombre aparezcan cosas mías.
Cosas mías y un hotel que se llama “Oniria”
pero que no es mío y no sé dónde queda.
Tengo perfiles en redes sociales.
Tengo un blog activo.
Tengo un par de blogs que cerré hace tiempo.
Me hice una vida en esa nube de mentira.
Tejí mi inmortalidad.
Ya me aseguré que cuando se escriba mi nombre salgan artículos
cuentos
páginas de cine
fotos de conejos
cosas raras que no recuerdo haber escrito.
Lo que me falta ahora es lo de siempre:
descubrir por qué alguien querría saber
quién era yo
después de que yo esté muerto.

O capaz sólo me transformé en un estorbo
para aquellos que busquen hospedaje
en un hotel
en no sé dónde
para escapar de la rutina.


***



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